Se que séré buena madre, pues aprendí de la mejor
Mi madre fue aquel ser que con la caricia tierna de su mano cansada y el el sana que sana colita de rana, o con la pomada mágica que me daba en mis heridas...todo cambiaba de color y el dolor desaparecía, la tristeza se disolvía, la nostalgia se difuminaba y la alegría tomaba su lugar.
Por que aun en el día de hoy es capaz de transformar mi oscuridad en luz, mi noche en día y mi llanto en risa...Esa mano ajada que a pesar de los años sigue tan tersa y cálida, posee el dulce encanto de hacer desaparecer el miedo, tiene la magia de transformar viejos trapos en trajes de novia, cortinas viejas en hermosas colchas y noches a oscuras en bonitas veladas...
Esa voz de con mezcla de suplica y condescendencia que aveces agobiaba, regaña sin condición, se complacia sonando mis narices frente a las visitas, o quitandome las manchas con el típico klinex previamente mojado en saliba , sin rencor empieza a ensayar destemplados cánticos de cuna para malcriar a su nieto y justificarlo.
Esa voz que que hace que sienta mi casa ahí donde la oiga, es la voz más sonante, y a la vez más dulce de mi universo. No le importa el frío si me puede dar calor, llena su hambre viéndome comer, descansaba arrullándome, hace suyas mis derrotas, disfruta a escondidas y sin alarde la victoria, pone su pecho por delante de mi sin importarle las balas...
Gracías a mi madre, sé que dentro de 7 meses sabré como ejercer mi oficio de mamá... me enseño que una madre no tiene envidia, no es jactanciosa, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta... es el amor que nunca deja de ser... es el amor de madre, es decir... el amor que ella me dio, y del cual aprendí para poder otorgar ahora al pequeñin que esperamos.
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